lunes, 7 de marzo de 2011

El tiempo.

-Despierto. Tengo ante mí, detrás de mí, la noche eterna. He dormido durante millones de años, durante millones de años voy a dormir…No tengo más que una hora. ¿Ibais a estropeármela con explicaciones y máximas?. Me estiro al sol, apoyado en la almohada del placer, en una mañana que jamás volverá…


-El tiempo…como nos marca, nos dejamos dominar por el reloj, ahora me levanto, ahora como, ahora duermo, ahora trabajo…todo en nuestras vidas está cronometrado. ¿Y la espontaneidad?, a veces, en los medios de transporte me fijo en sus caras, están aburridos…¿Porqué?, y pienso, ¿Qué pasaría si ahora mismo empiezo a reírme solo?, ¿Reaccionarían y me acompañarían con empatía?, ¿O seguirían ahí, serios, cansados, absortos, pensando que todos los demás tienen la culpa de su tristeza menos ellos?

-La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.


-Quisiéramos ajustar nuestra conducta, orientar el curso de nuestro espíritu, de acuerdo con las horas y las estaciones, pero, sabemos que el ayer no es sino la memoria del día de hoy, y que el mañana es el sueño de hoy.


-Tenemos tiempo en abundancia, deberíamos estar satisfechos con el tiempo que tenemos, no pedir más tiempo del que ya hay, siempre tenemos tiempo suficiente. Deberíamos saber que alcanzaremos nuestras metas a tiempo y que el Gran Espíritu nos llamará cuando perciba que es nuestro plazo, incluso si no sabemos el número de lunas gastadas. Dejemos que el tiempo venga a nosotros en vez de salir a alcanzarlo en una carrera imposible, dejemos transcurrir nuestro tiempo, disfrutando de cada momento, es lo único que realmente poseemos, el aquí y el AHORA.

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