sábado, 9 de junio de 2018

Si sirven, ¿Porqué cambiarlas?



Me gustan las cosas viejas, con su humildad y su servicio de años, con sus colores gastados y bordes redondeados por el paso del tiempo, siento su mirada a través de los años, de familias distintas... y ellas, las cosas, siempre ahí, el sillón que viajó en el tiempo, la librería gastada con libros que leyeron tantos, las puertas maceradas de abrir y cerrar pasos, la cocina que a tantos ha acogido, ahí siguen, imperturbables, las nuevas generaciones llegan siendo niños, aceptando el pasado que reside en esas cosas viejas, así son ellos, los niños, todo les divierte y les atrae, vienen sin necesidades, con todo en ellos y de repente pienso que son como las cosas viejas, que no piden nada, que todo el tiempo han ofrecido y siguen ofreciendo, nosotros nos seguimos sirviendo de ellas y de ellos, de las cosas viejas porque siempre han estado con nosotros y con los que se fueron y de los niños porque son recién llegados limpios, nuevos, alegres y renovadores que nos traen sus risas y su alegría de vivir.