Personas sobrealimentadas comprando carísimos suplementos alimenticios. Personas viviendo en mansiones de dos mil metros cuadrados desconsoladas por irse de viaje cuatro veces al año, pero ninguno de esos viajes es para colaborar en países necesitados de ayuda o visitar a familiares. Personas con dos piernas aptas para caminar que van a un Km. de su casa en coche. Personas que habiendo miles de animales abandonados le compran una carísima mascota a sus hijos. Personas que no quieren casas con escaleras pero se apuntan a clases de step. Personas con titulaciones universitarias que ponen profesores particulares a sus hijos después de pagar cantidades astronómicas por el colegio privado. Personas que con esas mansiones de dos mil metros cuadrados no pueden tener a sus viejos padres en sus casas, mejor a una residencia, eso sí, de millonarios. Personas sanas que pagan seguros astronómicos para revisar su salud periódicamente no fuera a ser que enfermaran.
Luego les siguen los imitadores, que aunque no tiene esas posibilidades pues hacen viajes de una semana una vez al año porque viajar es muy guay, se meten en el cuerpo cualquier cosa que les vendan como suplemento alimenticio, eso sí, más baratito, cogen mascotas de refugios que no siempre pueden mantener, se endeudan en coches que podrían ser sustituidos por transporte público, gastan cantidades ingentes en bares y restaurantes por no quedarse en casa, miran en la tele y en las revistas cómo viven los que describo al principio y lo comentan con amigos y amigas como si formaran parte de sus vidas aquellos que salen en los papeles y pantallas...
Y después están...los que no pueden permitirse ni vivir como los primeros ni como los segundos, pero es igual, a esos no los queremos conocer.
Y después están...los que no pueden permitirse ni vivir como los primeros ni como los segundos, pero es igual, a esos no los queremos conocer.
Dejo espacio por si alguien quiere seguir rellenando la incongruencias de nuestra sociedad, bueno, la que era nuestra sociedad, no sé qué va a pasar después de la pandemia y el largo confinamiento, a lo mejor, solo a lo mejor, nos replanteamos algunas cosas, aunque soy bastante escéptica al respecto, pero vamos a pensar aquello de “La esperanza es lo último que se pierde”...