lunes, 28 de noviembre de 2016

Nuestras vidas son la suma total de las opciones que hemos tomado. Dyer






Pasaban los meses y el trabajo no aparecía, empezaba a desesperar, no le gustaba pedir ayuda a su familia, ya bastante tenían...mejor dicho, no tenían. Ya había recorrido todos los lugares posibles, preguntado a las personas que conocía, nada, la verdad es que se le estaba haciendo muy cuesta arriba esta vez, cada día consultaba las gacetillas en busca del trabajo añorado.

Un día, paseando encontró a una amiga que hacía mucho no veía, ella estaba en la misma situación, pero, le dijo, tenía una cita con un señor para asunto de un trabajo, además que si quería podría ir a la entrevista con ella, pues hacían falta dos chicas.

El señor, un empresario de la zona, quedó encantado con aquellos dos bellezones que ipso facto contrató para ¡Un Bingo!!, primero le dio cierta vergüenza, ya que era en un hotel de un lugar vacacional muy concurrido por gente conocida, pero sus responsabilidades pudieron más, dijo que sí y empezó aquella corta etapa de la que salió reforzada. 

Resultó acaecer que en aquel hotel también buscaban una secretaria con idiomas, ella, como siempre, inquieta y en constante indagación sobre puestos laborales que pudieran ajustarse a su perfil, no tardó ni una hora en presentar su curriculum y, ¡Albricias!!, la aceptaron, estaba tan contenta que casi no podía creérselo. 

Tuvo que buscar rápidamente una señora que se ocupara de su niña durante las horas de trabajo, la encontró, encontró un pequeño apartamento para ella y su hijita, era en un cuarto piso sin ascensor, pero le sirvió. Se sentía orgullosa de sí misma, luchadora y ganadora, en su vida sencilla se sabía una especie de heroína haciendo cosas que muy pocas mujeres hacían por aquel entonces. 

Y sobre todo, tenía a su hijita junto a ella.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Ella no le amaba.



Sentimientos desahuciados 
presos del rencor
esclavos del orgullo

convivencia de desamor
con testigos asustados
¿Cuándo se acabó?

Abrazos rechazados
furtivos coqueteos 
a otros destinados.

Deslices indiscretos
de inusitada sorpresa
ante ojos infantiles

Cruel realidad aquel despertar
de la inocencia perdida
entre dudas desatada

de vanidades frías 
testigo callado fuiste,
caprichosa frivolidad egoísta.

Pero, ¿Quién eres para juzgar?
actos de los demás en otros tiempos
perspectiva inexperta.

Deja pasar sin atender esos pensamientos,
 solo el presente es vigente,
cambia ya de perspectiva.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Lo esencial es invisible a los ojos. A. Saint Exúpery








Acababa de levantarse y estaba en el lavabo, ella subió como un rayo la escalera, con su ratón de peluche en la boca y agitando el resto de la colita que le habían dejado los ignorantes que se la cortaron cuando nació, le estaba dando los buenos días.

Pensó lo increíble que era que un animalito les saludara cada día al despertar, se dirigía a cada miembro de la familia, con tanto cariño, así lo hacía también para recibir a cualquier persona que les visitara. Nadie le había enseñado a hacerlo, pero ella lo hacía instintivamente. 


Pensó que quizá por eso los perritos duraban tan poco, porque en los pocos años que viven, ya han aprendido todo lo que hay que aprender, que estás aquí para ser plenamente, para no tener miedo a nada, para gozar de la libertad de ser una parte del universo, sin creerte ser nada que en realidad no eres, ella no sabe que es un perro, simplemente es, no sabe que nació ni que va a morir, vive libremente el ahora, como cuando nosotros somos niños pequeños, antes de los conceptos, de las etiquetas, somos, simplemente.