Acababa de levantarse y estaba en el lavabo, ella subió como un rayo la escalera, con su ratón de peluche en la boca y agitando el resto de la colita que le habían dejado los ignorantes que se la cortaron cuando nació, le estaba dando los buenos días.
Pensó lo increíble que era que un animalito les saludara cada día al despertar, se dirigía a cada miembro de la familia, con tanto cariño, así lo hacía también para recibir a cualquier persona que les visitara. Nadie le había enseñado a hacerlo, pero ella lo hacía instintivamente.
Pensó que quizá por eso los perritos duraban tan poco, porque en los pocos años que viven, ya han aprendido todo lo que hay que aprender, que estás aquí para ser plenamente, para no tener miedo a nada, para gozar de la libertad de ser una parte del universo, sin creerte ser nada que en realidad no eres, ella no sabe que es un perro, simplemente es, no sabe que nació ni que va a morir, vive libremente el ahora, como cuando nosotros somos niños pequeños, antes de los conceptos, de las etiquetas, somos, simplemente.
Pensó lo increíble que era que un animalito les saludara cada día al despertar, se dirigía a cada miembro de la familia, con tanto cariño, así lo hacía también para recibir a cualquier persona que les visitara. Nadie le había enseñado a hacerlo, pero ella lo hacía instintivamente.
Pensó que quizá por eso los perritos duraban tan poco, porque en los pocos años que viven, ya han aprendido todo lo que hay que aprender, que estás aquí para ser plenamente, para no tener miedo a nada, para gozar de la libertad de ser una parte del universo, sin creerte ser nada que en realidad no eres, ella no sabe que es un perro, simplemente es, no sabe que nació ni que va a morir, vive libremente el ahora, como cuando nosotros somos niños pequeños, antes de los conceptos, de las etiquetas, somos, simplemente.
"...ella no sabe que es un perro..."
ResponderEliminarEl ser humano tampoco sabe..., pero la diferencia con el perro es que cree saber!
Una estampa entrañable, por un lado, y unas palabras profundas por otro.
Un abrazo, María
Yo no me identifico con el perro al que tengo todo el respeto que merece un ser vivo, pero sí con la que escribe ese texto que intenta ser lo que el perro siente pero que es lo que piensa ella. Prefiero que seas persona y también que te llames Maru. Así puedo mandarte un beso
ResponderEliminarQuizás algunas veces nos tendríamos que identificarnos como un perro, pero como desde pequeña he tenido miedo a los animales me cuesta poderlo imaginarme a ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cómo me llegan tus palabras Maru!
ResponderEliminarAdemás se hacen realidad en nuestra perrita Mora. Tal cual la tuya. Una preciosa yorkshire.
Descubrir lo que nos transmites hoy, requiere un alma sensible y en camino. La tuya.
Un abrazo.
Con cuanto cariño le escribes a tu perrito y por la foto se ve que es una ternura. Un texto que me emocionó, gracias.
ResponderEliminarmariarosa
Tienes un perrito precioso, yo también tengo uno. Nuestras mascotas son seres especiales que forman parte de nuestras vidas. Comparten tanto los momentos de júbilo como los de soledad, es curioso cómo forman parte de nuestra vida, te dan cariño, siempre tienen una caricia. Para los perros no existe el mal humor, ni las quejas, siempre te dan cariño, y alegría.
ResponderEliminarUn calido abrazo.
Gracias, Cristina, María Rosa, Ángela, Mari-Pi, Antonio, Ernesto. Un placer tenerles por este blog, ojalá continúen nuestros encuentros. Un gran abrazo.
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