miércoles, 25 de febrero de 2015

Antes no era como ahora.




Siempre, desde adolescente, tuvo muy claro lo que quería sobre todas las posibilidades que le ofrecía esta breve vida: ser madre. 

Se decía que aunque no apareciera el llamado cursilonamente  "Príncipe azul", tendría un hijo. Tampoco la convenció  mucho aquello de guardarse virgen para que un macho con gustos de dudoso gusto, valga la redundancia, la "Gozara" de una manera tan vil...no, no la convencía ese tema. En la España en la que ella se movía eso era un escándalo, no podía decirlo, por dios, qué pensaría la gente, así que ella se guardaba sus pareceres y se mostraba todo lo modosita que los tiempos requerían.

Se enamoró en su adolescencia hasta la médula, hasta querer ofrecer su cuerpo entero junto con su alma a aquel muchacho estudiante guapísimo, muy de izquierdas, pero a su novia para casarse, no se la tocaba hasta ese extremo, estaría bueno, para eso estaban las meretrices, y con la sangre hirviéndole en las venas por el apasionamiento del amor por aquella muchacha loca que quería ofrecerle todo su ser, aquel estudiante había aprendido ya, a irse de putas, sí, se iba a la calle que las mujeres decentes no debían nombrar y allí aliviaba sus deseos, eso era lo correcto.

Pero ella se cansó, se decepcionó, sobretodo, no le pareció sincero su amor, no le parecía íntegra, aquella forma de actuar, sin saber porqué, su amor se fue enfriando y lo dejaron después de cinco años. 

Ahora sola, con su juventud y su vida por delante, se propuso antes que nada, perder aquel lastre que era estar como había nacido después de una relación de amor platónico de tantos años. Le fue fácil, no estaba enamorada y eso era lo mejor, después de que aquel casi desconocido "Gozara" lo que su novio no había querido amar, siguió su camino sintiéndose mucho más ligera, como una pluma casi. Ya podía tener un hijo, con padre, sin padre, daba igual. 

Tuvo a su hijo, sola, pasó tremendos momentos de dolor y de desesperación, demasiado tarde comprendió que aquello era muy difícil, pero el niño ya estaba allí, había que buscar caminos, los encontró, se defendió como una jabata contra viento y marea, consiguió sacar a su bebé adelante. En ello estaba cuando encontró a un hombre de verdad, de los que no tienen miedo de amar a un hijo de otro.

Y esta es la historia de hoy, que más bien es de ayer, de un ayer lejano y oscuro, donde la libertad consistía en ser como debías, y solo había una forma de ser si eras mujer.

martes, 24 de febrero de 2015

Elegir entre libertad de criterio o simpleza.








Si buscar la verdad fuera de los massmedia al uso, vendidos al mejor postor que suele ser el que más dinero aporta,  o sea, el poderoso, el que quiere al pueblo sumiso e ignorante y para ello no duda en manipularle, como ha sido a través de los siglos, es ser de izquierdas,  entonces lo soy.

Por este motivo siempre he tenido diferencias con los que se dicen de izquierdas  y los que se consideran de derechas,  porque no me adapto ni me doblego a la palabra de nadie,  porque la información la quiero contrastar, no me sirve lo que digan los demás,  por muy versados que parezcan,  no están exentos de subjetividad, de intereses personales.  Creo que hoy en día es cada vez más cierto aquello de "No es lo que parece ".

Sin embargo,  parece cada día más fácil encontrarse, según sectores, el llamado "Pensamiento único ", (los equivocados son los que no piensan como ellos). Una pena,  porque mira que hay ríos de pensamientos diferentes plasmados a lo largo y ancho de tanta ignorada información. Pareciera que mucha gente tiene miedo a encontrarse con la verdad, a saber y conocer lo que queda de ella después de contrastar unas y otras noticias, lo que cada ser humano ve por sí mismo en los diferentes mensajes, miedo a descubrir que lo que él cree se le desploma,  dejando ante su mirada la desnuda certeza de no poder estar seguro de nada...


lunes, 23 de febrero de 2015

La mediocre.

Qué triste serían los bosques si solo cantaran las aves que mejor saben hacerlo. R. Tagore


Tenía aptitudes para cantar, dibujar, escribir, un alma de artista, vamos, pero no había sido constante en los estudios, las cosas se torcieron, se le acabó la voluntad, esa que hace falta para llevar a buen fin cualquier cosa. Se dedicó a otros menesteres mas prosaicos... y fue pasando el tiempo.

Hasta que un día se encontró con el tiempo, todo a su disposición, como le entusiasmaba cantar, cantaba, en casa, en la cocina, por la calle, con amigos, también escribía, le venían las ideas y se entretenía con ello, algún escrito enseñó, y no faltaron las críticas a su mediocridad, porque claro, como no había estudiado para escribir, pues no tenía estilo literario, como no fue a clases de canto, ay! qué pena, tan bien como podrías haberlo hecho y el dibujo, uy, el dibujo, podrías ir a clases de pintura...

Qué lata, pensaba, si yo me divierto así, haciendo mediocridades, mejor hacer algo que pasar las horas muertas delante de la caja boba, o hablando de los demás, o pensando tonterías,  pero algunas personas creen saberlo todo mejor, bueno, mucho caso no les hacía porque seguía con sus aficiones, sabiendo que eran eso, aficiones. ¿Cuántos millones de personas habitan el mundo?, ella creía que dentro de cada ser humano hay un ser excepcional y ella era uno de ellos, sin más. 

Por eso, pasaba su tiempo leyendo, escribiendo, cocinando, cantando, fotografiando, paseando... apresando todo lo que su mediocridad le permitía percibir. ¿Acaso era mediocre un pájaro, una flor, el mar o el cielo?... y siguió viviendo en paz.


viernes, 20 de febrero de 2015

Mis días...




Entre flores, limonero, mariposas, cielo azul y mar transcurre mi sosegada vida.

Y pienso yo, ¿Suerte,  merecimiento, o quizá no es para tanto? Es igual,  disfruto cada momento, de momento,  después,  ya se verá...que me quiten lo bailado,  solía decir mi abuelo. Lo cierto es que muchos años me costaron los días de paz que ahora abundan en mi vida.

Agradecer es lo que se me ocurre, devolver amor y serenidad a la vida que tantos momentos llenos de plenitud me ha regalado. Devolver un brindis de alegría a toda la belleza que se me brinda.

jueves, 19 de febrero de 2015

Desengaño





¿Porqué crear más vida en esta vida?
¿Porqué si no vas a responsabilizarte?
¿Porqué rompiste ilusiones?
¿Porqué las creaste?
¿Cómo sobreviviste a un dolor semejante?
¿Fuiste feliz alguna parte de tu segunda vida?

Salvaje hacedor de dolor 
puro engaño fuiste 
pura burla hiriente
duro despertar temprano
matador de dulces inocencias
todo eso eres
todo eso fuiste.

Como un látigo físico 
como un martillo en el alma
más no hay cabida para el rencor
solo para el crecimiento
porque enseñaste
lo que no debe ser...

Y  muy temprano supieron
que una bella flor 
puede estar también 
formada de espinas
que en un sucio estanque
puede florecer un nenúfar.

Y que algunos corazones 
pueden también 
Destilar hiel...

domingo, 15 de febrero de 2015

Mi mimador.




Foto de Néstor M. Garavito


Lugar sórdido 
de patios fríos, 
de caminantes zombies
ecos de las personas 
que una vez fueron.

Y me llevaron a verte
y allí estabas,
con tus azules ojos
perdidos en el vacío, 
no podían contigo,
un rebelde hasta la muerte
con tu sangre hirviendo
hasta en la ancianidad
no estaban preparados para ti
arteriosclerosis
dijeron los galenos
y te enviaron allí.

Manicomio lo llamaban,
donde iban a parar
los incomprendidos,
los molestos, los solos,
allí me llevaron a visitarte
y no lo pude soportar ...

Tu vacío, tu pena y desasosiego
tu horror se convirtió mío ...
con solo trece años
rogué por ti,
tanto, que de allí te sacaron.

Y volviste a las tuyas
a escaparte,
a creer que la tarde 
era la madrugada
a hacernos buscarte 
por tus queridas calles
en la noche,
en cualquier rincón 
allí estabas, un poco sabiendo
que era la noche, no la mañana
pero con la alegría de tu libertad,
con aquel brillo de divina locura de nuevo 
en tus ojos azules...

miércoles, 11 de febrero de 2015

Corazones rotos.






Cada tanto lo hacía, se sentaba en la mesa del comedor verde, aquél de estilo moderno con las patas hacia afuera, años 60, lo había elegido ella, que era muy moderna, les decía - Niños, vengan y siéntense aquí conmigo, vamos a ver el mapa, para que sepan dónde está papá y lo que vamos a recorrer cuando nos vayamos con él- Los niños ya no la creían demasiado, porque esa escena se repetía hacía meses, años, pero se seguían  sentando con ella, porque querían creerla.

Entonces empezaba - Nosotros estamos aquí, ¿Lo ven? son unas islas chiquitísimas muy cerca de África, tendremos que ir en barco, pues con todo lo que nos llevaremos en avión sería imposible, seguro que la mercería pronto la podré traspasar, hoy ha estado un matrimonio hablando conmigo y parece que esta vez va a funcionar, como no funcione, deberá ser que el local tiene una maldición, entonces buscaré a una señora que he oído quita los males y así será más fácil, traspasaremos y nos iremos- Aprendían geografía, eso sí, especialmente rutas entre España y Sudamérica... pero nunca hicieron aquélla ansiada ruta, nunca volvieron a verlo, la distancia pudo más, pudo con él, con el amor, con todo, se impuso como una losa pesada sobre sus vidas y ya no enviaban fotos, ni cartas, ya no tenían esperanza, ni ellos ni la madre, que cambió la mercería por otro negocio, que buscó denodadamente cómo sacar a sus hijos adelante, sola, muy sola, con sus pequeños testigos de corazones rotos. 

A veces, volvía a las andadas y les proponía irse a Australia, pues allí las mujeres tenían las puertas abiertas, entonces, de nuevo sacaba el atlas y ellos sonreían dulcemente, ahora podrían ir en avión quizá, mas ligeros de equipaje...

¿Cuándo se deshizo el encanto?, ¿Cuándo quiso olvidar lo inolvidable?, ¿Qué pasó muy dentro de él que rompió su pasado en mil pedazos que nunca más volverían  a unirse?, los días siguieron pasando y con ellos los meses y los años, como pesados lastres que el tiempo fue desgastando con su continuo fluir sin ruido, sin señales, inexorable...


jueves, 5 de febrero de 2015

La niñera.





Ahí estaba, pequeña, con su pelo rizado, una media sonrisa como de no creerse todo lo que ve o le dicen... le acompañaba su madre, la señora recomendaba a su hija, como no podía ser de otra manera, contaba que había pasado por una pequeña mala racha, pero que ahora estaba perfecta, con ganas de trabajar, que le gustaban los niños y era muy trabajadora.

La observó y nada le pareció extraño en aquella joven muchacha, se la había recomendado una amiga en la que confiaba y estaba dispuesta a darle una oportunidad, aparte de la falta que le hacía tener alguien con quien dejar a su hija, una niña de cinco meses, así que la contrató. Solo traía un pequeño macuto donde guardaba sus escasas pertenencias, le mostró la habitación que ocuparía, en cinco minutos lo tenía todo ordenado y guardado. Lo único que le extrañó fue aquella foto de una mujer pegada por dentro de la puerta del armario, fue casi lo primero que colocó, al preguntarle por ella la joven le contestó que era alguien a quien había amado mucho. No quiso ahondar más en aquella respuesta.

Pasaron los días, la joven se mostraba cariñosa y responsable con la niña, pero tenía una extraña actitud en cuanto a su relación con ella, la madre. Su dedicación era casi exagerada, preparándole exquisitos desayunos, mirándola embelesada... no sabía qué, le hacía sentirse incómoda con aquella extraña joven en su casa.

Ya no podía seguir sintiendo aquel desasosiego y le preguntó si estaba a gusto, si tenía algo que contarle, si quería ver a su familia, la joven le explicó que se sentía muy a gusto y que en su familia no se le había perdido nada, que no quería visitarles. Nunca libraba, era muy fiel, pero había algo en ella desconcertante. Un día le comentó que se parecía mucho a ella, - A quién - preguntó, - A la de la foto que tengo en mi armario - en realidad no había ningún parecido, al menos físico, según observó.

Pasaron un par de meses hasta el  día en que estando en un pueblo cercano haciendo unas compras, recibió un aviso de conato de incendio en su apartamento, afortunadamente la niña estaba con ella, pero de todos modos tuvo que dejar todo para correr a ver qué había pasado, en efecto, Candy, así se llamaba la joven, había olvidado en el fuego un caldero cuyo contenido se evaporó y éste empezó a arder. Todo había quedado en un susto, pero al quedarse solas le preguntó qué le había pasado, la encontró mas rara que de costumbre, sonreía sin motivo aparente, desviaba la mirada, ahora estaba segura, había bebido. Horrorizada avisó a la madre de Candy, la cual le confesó el problema real de su hija, que había pensado que estaba recuperada, le comentó que tenía que llevársela con ella, que no podía estar tranquila dejando a su niña con Candy, al mismo tiempo sintió una profunda pena por aquella familia y por la joven, a la que al parecer le aterraba volver con su madre, así que se ofreció para acompañarla a un especialista que la tratara y ayudara a dejar el alcohol. Ahora tenía dos hijas, con solo veinticinco años.

Candy fue al médico, le pusieron un tratamiento, estaba muy agradecida o eso era lo que a ella le parecía, hasta que un día al acostarse notó algo bajo su almohada, era una carta de la joven, le decía que ella y su hija eran su vida, que las amaba sobre todas las cosas y no quería hacerles daño, que no podía evitar sentir como sentía... Quedó paralizada, ya lo iba entendiendo todo, aquella noche casi no pudo dormir, pensando con qué cara enfrentaría el día siguiente. Por la mañana al salir al salón vio un rostro pintado en las baldosas, era una chica con pelo muy largo, ese dibujo se repetía por toda la casa, era ella, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, se dirigió a la habitación de Candy, la cama perfectamente hecha, el armario abierto, vacío, solo dejó la foto... se había marchado.

lunes, 2 de febrero de 2015

Vivencias...



                                                      

Suspiró recordando aquella tarde, aquella invitación a la merienda. El matrimonio mayor, ella y su pequeña de 10 meses... Después de un rato oyéndoles hablar, se dio cuenta de la terrible realidad, aquella mujer quería tapar el horrible vacío que le había quedado tras la muerte de su pequeña, aquellas personas estaban tratando de convencerla para que les entregara a su hija, lo hacían sin maldad, lo hacían por desconsuelo que ella al mismo tiempo comprendía, pensaban que una joven sola, sin trabajo, quizá accedería pensando en las posibilidades que ellos, americanos ricos, le podrían ofrecer a su niña...

Atolondradamente se levantó y cogió a su niña en sus brazos escapando casi de aquella embarazosa situación. Ellos permanecieron en sus sillas, como petrificados, él, lentamente se levantó y la acompañó hasta la puerta, trató de disculpar la vehemencia de su esposa, dijo que estaba muy tocada por aquella pérdida, que la disculpara...

Con todo aquello detrás quiso marcharse del apartamento que en el mismo edificio ocupaban ella y la niña, pero no tenía posibilidad de saldar la pequeña deuda contraída, habló con el administrador a ver qué solución podrían encontrar, ya que no tenía medios de momento para liquidarla. 

A los dos días el administrador tocó a su puerta, le hizo pasar ya que tenía a la niña en la bañera, allí, sentado en una banqueta del baño, el señor le explicó que ya no debía nada, que alguien que no quería dar su nombre había saldado su cuenta y ya era libre de marchar... 

Las lágrimas corrieron por sus mejillas adivinando de dónde procedía tanta bondad.