viernes, 6 de mayo de 2011

Madurar.

Si siempre fue difícil envejecer, en la actualidad es una carrera insondable para muchas personas. Con los avances de la cirugía, con las aplicaciones de diferentes químicos para continuar pareciendo lo que ya no somos, nos estamos olvidando de lo más importante, que es SER. 
Qué duda cabe  que un aspecto joven es un pasaporte para un sinfín de cosas materiales, triviales y pasajeras, pero, ¿Qué pasa con lo que no se ve?, ¿Lo estamos cultivando tanto como el exterior?, ¿Refleja el espejo nuestra belleza o nuestra máscara?.
Lo que prima hoy es lo fácil, y lo fácil es acudir a las técnicas modernas. Cuando un verdadero viaje a nuestro interior para convencernos de que decidimos aceptarnos tal cual aparecemos por fuera porque somos auténticos por dentro, sería la fórmula mágica. ¿Es ésto tan difícil?.
Porque en el fondo, lo que hacemos a nuestro físico, lo hacemos por nosotros, los demás tienen mucho más fácil aceptarnos como estamos. A ellos, los otros, no les importa si hay una arruga más o menos, la luminosidad de la piel o el color del cabello. Las personas captamos la empatía, el brillo de la alegría en unos ojos, la sonrisa fácil, la actitud escuchante y la disposición para conocerte y compartir. 
Tras el primer vistazo a algunas caras, se me antoja dramática su lucha contra lo irreversible, su careta deforme e igual a tantas otras, marcadas por momentos de desesperación a los que no pudieron resistirse, bocas deformes, ojos espantados, expresiones de un miedo a la realidad que espanta...cuánta tristeza esconden, qué desconsuelo por volver para atrás, en vez de con la cabeza alta mirar hacia delante sin miedo, con orgullo por haber llegado, por seguir caminando, por seguir admirando la fresca belleza de la nueva vida, la juventud que nos recuerda otros tiempos ya vividos plenamente, otros tiempos que dieron paso a nuestro presente...

domingo, 1 de mayo de 2011

Esta es la cara del amor...

¿Qué voy a contar sobre las madres que no se haya dicho ya?, el amor más generoso e incondicional de todos los tipos de amor que existen y se pueden sentir.
     Me contaste una vez, que un hombre que quería conseguir poder consultó a sus dioses y éstos le pidieron que para conseguir todo lo que deseaba tenía que entregar la cabeza de su madre.       
     El hombre, después de muchas cavilaciones, decidió que nada le pararía para conseguir sus objetivos, fue y cumplió lo que le habían pedido. Cuando llevaba su trofeo en una bandeja para entregarla, tropezó y se cayó, mientras tanto la cabeza de su madre que rodó unos metros, le preguntó: ¿Te has hecho daño hijo mio?...
     Ser madre es el privilegio más grande que existe para mi, la naturaleza ha querido que nosotras, las mujeres, seamos la primera cuna que tiene el ser humano. ¿No es algo grande?, solo nosotras tenemos la capacidad para llevar dentro de nuestro cuerpo nueva vida. Por eso, el amor de una madre siempre encuentra fuentes donde volver a llenarse, siempre busca razones para comprender, para alentar. La MADRE es el refugio seguro, al que siempre podemos regresar, aún cuando hubiéramos tropezado con las más grandes dificultades, ella, la buena madre, siempre encontrará un rincón en su corazón que su razón no entenderá, pero su intuición siempre va en ayuda de su hijo.
      Necesitaría todo el espacio del mundo para llenarlo de mis sentimientos, pero, lo resumiré en una frase que desde que te fuiste no he dejado de tener en mi: ¡Qué vacío se hace el tiempo en el que ya no puedes decir MAMÁ, qué tremenda sensación de soledad cuando ya no pude visitarte, cuando tu número de teléfono no me sirvió para contarte tantas cosas...
     Qué paradoja que te hayas ido en estas fechas en que todos celebran el día de la MADRE, así, cada año, te recordaremos aún más. 
    Delicada línea la que marca el ser y el estar...ya no estás, pero sigues siendo, sigues significando todo un mundo de amor que transmitiste, que legaste, que seguirá vivo a través de nosotros. ¡Qué grande es el amor! el sentimiento universal que dá significado a la vida, que alimenta más amor.