domingo, 13 de diciembre de 2020

Este es mi deseo para todos en estas fechas:



Hace unos años, concretamente desde que me jubilé, como tenía mucho tiempo, decidí empezar a cuidarme más en serio, por mí y por los que me rodean. Comencé con el Yoga y también con entrenamiento funcional, el resultado, después de algunos años de no faltar a mis citas  deportivas no puede ser más satisfactorio. Ahora no me imagino mis días sin el ejercicio físico. Por eso, me he decidido a escribir sobre este tema, con la convicción de que hay que moverse más a medida que pasan los años, en vez de menos, especialmente en estos tiempos extraños que a muchos deprime con el resultado de quedarse quieto.


Nuestro cuerpo, ese habitáculo que ocupamos durante nuestra existencia y al que muchas veces le exigimos una respuesta positiva a pesar de enviarle continuamente mensajes negativos.


Me explico, estamos formados de huesos, músculos, vísceras, nervios y un gran etcétera que no me atrevo a enumerar pues me faltan conocimientos para ello. Lo que sí puedo constatar es que si no nos alimentamos conscientemente, si no nos ejercitamos y si lo maltratamos con productos nocivos, ese instrumento tan maravilloso capaz de tantas proezas, de tantas recuperaciones, de tantas superaciones, llegará el día que nos dirá basta, ya no puedo protegerte más, no me has ayudado a hacerlo, ahora estoy enfermo y no puedo más.


Viendo un vídeo de un fisioterapeuta, me ha llamado la atención una pregunta que hace a personas que desean envejecer lo más saludablemente posible. Pregunta: -¿Recuerdas la última vez que levantaste tu brazo por encima de tu cabeza? Seguidamente recomendaba que debemos conocer hasta dónde es capaz de llegar en diferentes movimientos nuestro cuerpo. 


Es una forma de entender que si no ejercitamos a diario lo que podemos hacer, si nos quedamos sentados horas sin hacer movimientos ni estiramientos, cada vez nos podremos mover menos, nos iremos anquilosando y terminaremos llenos de dolores y medicamentos, dependiendo de otros para desarrollar nuestro diario vivir.


El movimiento no debería parar nunca, pero a partir de los cincuenta como media debería convertirse en una obligación. La jubilación con tanto tiempo libre es una oportunidad para empezar si no lo hemos hecho antes, es una forma de vivir que cuando te das cuenta de los beneficios a todos los niveles ya no puedes dejar. Hoy en día es muy habitual que los médicos te recomienden ejercitarte, pues el cuerpo está hecho para eso, lo contrario es antinatural, hoy todo lo hacemos en coche, todo son comodidades y sin darnos cuenta evitamos lo que es de vital importancia: el movimiento y el ejercitar nuestro cerebro que es otro órgano importantísimo que se beneficia tanto de la actividad física como de la actividad intelectual, si no se ejercita se relaja igual que el resto del organismo dando lugar a una ancianidad prematura y a una dependencia indeseable.


Felices Fiestas y recuerda: NO DEJES DE MOVERTE