martes, 20 de diciembre de 2016

Cuando no anheles nada, lo habrás conseguido.




Conocer, valorar, conservar.

Una vez, cierto sabio, me transmitió esta máxima sin la cual estaríamos abocados a la desaparición sin rastro,

A través de los siglos, por nuestra enorme ignorancia, se han cometido las mayores atrocidades contra los bienes comunes, pensando que no eran dignos de ser cuidados y respetados, creyendo que es mejor lo nuevo.

En la actualidad seguimos cometiendo los mismos errores, debe ser que a los humanos les cuesta entender ciertos principios, aparte de que nuestra economía se basa principalmente en el consumo por inercia.

Recuerdo la fábula rusa  en la que un pescador pesca un pececillo de oro, el pez le pide que lo libere y al hacerlo, el pescador es recompensado con el ofrecimiento de pedir lo que quiera que le será concedido. 

El hombre, que no pide nada, ( Probablemente nada le faltaba), al contárselo a su mujer, ésta lo tilda de tonto por no haberse aprovechado y lo manda a pedirle al pez de oro una casa, después un palacio, luego quiere ser la dueña y señora del pueblo, así sigue sin parar de pedir.

Un día el pescador enviado por su avariciosa esposa a pedir más cosas, por mas que llama el pececillo no aparece. Cuando retorna encuentra a su mujer en la casa que tenían al principio. Todas las riquezas habían desparecido.

Es importante saber, que ya somos afortunados, para ello deberíamos conocer todo lo bueno que somos y nos rodea, valorar nuestra existencia y grandeza, una vez conscientes, conservaríamos el amor, la salud y las cosas materiales que ya están ahí para nuestro goce.

No pidamos más de lo que realmente es necesario,  antes de hacer la lista de deseos nuevos, hagamos una con lo que ya tenemos, no vaya a ser que nos pase como en el cuento del pescador.

Mi deseo de paz, armonía y prosperidad en Navidad y siempre.

PD Ahí va mi lista, por si a alguien interesa, haz la tuya o agrega tus "posesiones"

Siento, veo, oigo, camino, bailo, me asombro, río, amo, aprendo, comparto, doy, recibo, experimento, leo, cocino, escribo, escucho, hablo, viajo, habito en una casa, soy parte de una ciudad, de un país, de un planeta, soy todo y nada y lo sé...

martes, 13 de diciembre de 2016

El más dulce de todos los sonidos es un...ELOGIO (Jenofonte)






Todos la admiraban por su gran abnegación, siempre dispuesta a ayudar, en su fuero interno ella también lo creía, estaba convencida de ser una persona sufrida y aunque se quejaba a veces, especialmente de él, su marido, un hombre egoísta que no la valoraba lo suficiente, sabía que ella era el sostén de aquella familia.

Un hombre, su esposo, que todos los días tenía que recibir con buena cara en su casa a su suegra, la cual no le tenía demasiada simpatía,  criticaba todo lo que NO hacía, le reprochaba que vivía arrinconado en su sillón viendo la tele, que no jugaba con sus hijos, que no ayudaba a su mujer.

Él, en realidad, se consideraba mas bien poca cosa, lo que oía a todas horas...que si no era un padre amoroso, que si no ganaba suficiente dinero, que mira ella que buena madre, esposa e hija es, que tan eficiente en su trabajo, que todo lo hacía bien, que nadie hacía las cosas como ella y su madre de ella, que los niños estaban tan bien gracias a ellas...

Con el tiempo, su mujer también le ofreció a su hija cuidar de la nieta para que ella, su hija, fuera independiente trabajando fuera de casa sin tener que pagar a una niñera, pues, dónde iba a estar la niña mejor que con sus abuelos. 

Así que como a la abuela le dolía la espalda y las rodillas, el abuelo la ayudaba en cogerla en brazos, bañarla y todo lo que suponía un peso excesivo para su mujer. De manera que ahora ya tenían las visitas de la bisabuela y la nietita.

Ellas, las abnegadas sufridoras, trabajaban con ahínco para mantener todo ese bienestar familiar, en realidad, él optó por acomodarse, por no imponerse...ya que ellas eran las que sabían todo mejor, se fue adaptando a ser eso, un hombre sentado en su sillón viendo la tele al que nadie, consideró abnegado.