Y en realidad no te has ido, vives en mi, en mis hermanos y en tus nietos, es increíble como ocurre que siempre estás ahí, en una broma, una foto, un recuerdo...
Y es que eres tan importante en nuestras vidas que es imposible tu ausencia, todo está lleno de ti, no sé si ahí donde tú estás, nos sientes a nosotros también, quiero creer que sí, que nos estás alumbrando y alentando a seguir adelante, a ser buenas personas, (Por lo menos a intentarlo), a seguir tus pasos, en pocas palabras, nos dejaste un buen legado, aunque seguro que tú pensaste que no era así, pero tu singularidad como persona, tu personalidad alejada de todo convencionalismo, de una lucidez asombrosa para haber vivido en los años en que lo hiciste, especialmente siendo mujer, calaron hondo en nosotros, que a nuestra manera también estamos transmitiendo a nuestros hijos ese humor, ese saber estar, tu humildad y al mismo tiempo tu orgullo, que pudieran parecer virtudes contradictorias, pero en tu caso estaba tan bien llevado que resultaba de lo más natural, ya que tu vida fue de una riqueza de experiencias fuera de lo corriente, las cuales aprovechaste para aprender que de lo bueno y lo malo de la vida se saca la esencia que cada uno ofrece de vuelta a ella, a la vida, y tú devolviste lo mejor de ti.