La niña no comía. De ninguna manera, no le gustaba nada, además estaba muy delgada. Su madre, la abuela de la pequeña, insistía en que le diera una copita de Quina San Clemente, que eso era inofensivo, que abría el apetito. Ella insistía en que con seis años no se debe ingerir ni una gota de alcohol, que no, la llevaría al pediatra y consultaría con él, pensaba que Eva no estaba bien alimentada y le preocupaba la situación. El médico le dijo que no se preocupara, que simplemente le diera de comer lo que la niña deseara y que ya comería de todo cuando fuera creciendo.
Llegaron las Navidades, el día de Reyes acudieron a casa de la abuela como era la costumbre, verían qué les habían dejado sus majestades en aquella casa. En el zapato de Eva habían muchos regalitos, pero a su madre, el que más le llamó la atención fue la botella de Quina San Clemente con un cartel que rezaba: "Para ti, Eva. Debes tomarte una copita cada día y verás que bonita te pondrás." Firmado: Melchor, Gaspar y Baltasar.
Entrañables aquellos anuncios de televisión que con pegadizas canciones, Kinito nos presentaba la Kina San Clemente. Es increíble lo de recuerdos que podemos rescatar con tal sólo mencionar algo del pasado.
ResponderEliminarGracias por tu visita. Saludos!
Hola Cristina, bienvenida, gracias por tu comentario y visita, espero que no sea la última. Saludos.
EliminarLas abuelas velan por las nietas y al final consiguen lo querido.
ResponderEliminarSaludos.
Las hay muy persistentes para salirse con la suya... Gracias por leerme.
EliminarEl anuncio de la tele decía que un vasito de Quina, no sé si San Clemente o Santa Catalina... DA UNAS GANAS DE COMEEEEEEEEEERRRRRRRRRRR. En fin, que no hace tanto y que la barbaridad es de las de aupa. Un beso
ResponderEliminarAsí es Antonio, también pienso que es una temeridad acercar al alcohol a niños pequeños, afortunadamente creo que en ese sentido hemos mejorado, hay más concienciación. Un beso y gracias.
EliminarEl anuncio de la tele decía que un vasito de Quina, no sé si San Clemente o Santa Catalina... DA UNAS GANAS DE COMEEEEEEEEEERRRRRRRRRRR. En fin, que no hace tanto y que la barbaridad es de las de aupa. Un beso
ResponderEliminarHola Maru, cómo si se rememorase el tiempo pasado de los anuncios televisivos y acaso alentados por el inconsciente, este comentario me recuerda esos tiempos pasados y cuya filosofía hecha publicidad tenia su filia...
ResponderEliminarUn abrazo
Un saludo muy agradecido Dionisio, me encanta verte por aquí.
EliminarHola Maru, visitando blog, llego hasta el tuyo y me gusta, con tu permiso me quedo. Recuerdo de haber tomado alguna vez la Quina San Clemente y era muy mala para tomarlo, ya que no me gustaba.
ResponderEliminarUn abrazo.
Holaaaaa, muchísimas gracias por leerme y más porque te haya gustado. Estaremos en contacto porque ahora mismo me paso por tu espacio. Un abrazo.
EliminarNo, en mi caso no había tal Quina, y sí aceite de hígado de bacalao y calcio 20...
ResponderEliminarY no, tampoco había abuelas tan "astutas" :) Y sí entrañables y naturales.
Un abrazo, Maru.
Hombreeee, Ernesto, Calcio 20 y pastillas Seven See creo que se llamaban, tomé bastantes, qué risa, antes nos daban suplementos para que estuviéramos bien fuertes. Eso seguro que era lo que quería sin lugar a dudas aquella intrépida abuelita de mi relato. Un abrazo.
EliminarJajaja, vaya ocurrencia la de la aubelita.
EliminarLa verdad es que antiguamente tenían unas recetas muy peculiares, entre ellas está. No me extraña que haya tanto borrachín si desde pequeños los enviciaban...
Me ha resultado muy gracioso tu relato.
Un abrazo.
Hola Elda, me alegro que te haya servido para esbozar una sonrisa. Abrazos.
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