La verdad es que soy el rey del mambo. Nadie sabe tanto como yo, pertenezco a los más selectos grupos de esta sociedad caduca y en decadencia, pero yo, yo soy de lo mejorcito que ella, esta sociedad ha dado.
Menuda estúpida mi tía, ella piensa que soy un analfabeto emocional, qué sabrá el burro lo que son caramelos, bah, “Keleden”. Lo que me tienen es una envidia que no la superan, claro, ¿Cuándo van a llegar ellos a mi rango, eh?, nunca, porque están anquilosados en sus ideas y prejuicios. Sin embargo yo, he superado un obstáculo tras otro, me he superado a mi mismo, he sacado tres títulos, hablo cinco idiomas, he leído ni te cuento de libros, pregúntame por autores y te digo. Lo cierto es que todos saben lo que valgo, cuando nos reunimos, ¿Quién es el que habla?, pués yo, naturalmente, es que ya es clásico, ellos ni saben qué decir, en realidad sus vidas son tan pobres, tan monótonas. Yo es que por mi trabajo viajo mucho, reuniones, presentaciones, comidas y cenas...Ella tampoco me aguanta mucho, dice que bebo demasiado, está fatal, claro, la llevo manteniendo desde que la conocí. Mal agradecida.
A veces tengo que ponerme muy muy serio con ella, la pobre, no entiende nada, es muy guapa mi mujer, pero dentro de esa cabecita tan linda me pregunto si hay vida inteligente, yo la quiero, a mi manera, cuántas veces me ha dicho de separarnos, pero ni hablar, qué van a decir mis colegas, por favor, qué ordinariez separarse, eso se deja para los incultos, no sé cómo hacérselo entender, es que es muy torpetona ella. Qué paciencia señor, cuándo aprenderá a estar a mi altura. Es ella y solo ella la culpable de mi adición al alcohol.
Me gusta del relato que va para adelante, fluye, suena espontáneo. Algo en tu sensibilidad está mutando y buscas darle forma mientras se va gestando. Enhorabuena... Me ha encantado.
ResponderEliminarTe mando un abrazo feliz por el Nuevo Año...
Gracias Carlos, un placer ver tus letras por aquí. Fuerte abrazo.
EliminarTengo un vecino que vive su adicción como si no lo fuera, se jacta de que solo toma de noche, dos botellas de vino y una de agua para hidratarse, es inteligente pero no puede ver su realidad, tu relato me lo pintó, un abrazo Maru!
ResponderEliminarPor desgracia hay bastantes ejemplares de este tipo María Cristina, qué pena. Abrazos.
EliminarQue fácil dar como culpable al otro para no reconocer la debilidad de uno mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si la pareja se deja y no reacciona, así seguirá y cada vez a peor. Abrazos.
EliminarUn claro ejemplo de no asumir responsabilidades y culpar al otro. Y lo peor es que a veces se paga con el inocente.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí Conxita, y la pareja se acostumbra a que ese horror sea su cotidianidad...abrazos.
Eliminar¡Que triste!
ResponderEliminarY sin embargo es común que estos tipos le larguen la culpa de sus problemas a los demás. Una entrada sacada de la vida misma. Aplausos Maru.
Así es Maria Rosa, de la vida misma, la pena es que estas mujeres a veces ni se dan cuenta con quién están compartiendo sus vidas...fuerte abrazo.
Eliminar¡¡Vaya... un texto de gran profundidad!!
ResponderEliminar¿Qué decir?... ¡Mejor nada! Tal cual la autora. :)))))
Fuerte abrazo María.
Realmente
ResponderEliminarUn deleite es siempre leerte
abrazos desde la madrugada
Hola Mucha, sabes que te admiro mucho y es una alegría leerte por aquí. Besos.
EliminarBuen día querida amiga...
ResponderEliminarYa sé que ha nevado en abundancia en las islas pero... deseo que no te haya afectado en demasía :)))) Quiero decir que no lo habrá hecho tanto que te haya cubierto por completo..., sobre todo la boca para decir algo...
Abrazos María.
Amigo Ernesto, son épocas silenciosas, ocupadas en otros menesteres, pero olvidarme de mis apreciados blogueros, eso nunca. Abrazos, por cierto, también andas muy callado últimamente.
EliminarAl menos es sincero. La decisión de separarse sólo le corresponde a ella. Un texto muy real, por desgracia. Me ha encantado pasar por aquí. Saludos.
ResponderEliminarGracias Mara, espero volver a leerte. Un Saludos.
EliminarEl tipo aquel de tu clara entrada me ha provocado algo de molestia, tal vez mucha molestia. Es el machista que cree haberse casado con un ser tres escalones m´as abajo. Necesita espacio para que lo admiren por sus supuestos razonamientos. No tiene un futuro feliz.
ResponderEliminarAbrazos.
Así es Vicente, de esos prepotentes estamos muchas veces rodeados, aunque socialmente resulten en muchos casos encantadores, son en sus casas y con sus parejas tan despreciables como expresa esta historia. Abrazos.
EliminarHola! Sé que no es momento para comentar esta entrada pero me gustó mucho el relato. Me pareció estremecedor! Un saludo
ResponderEliminarClaro que es el momento, te lo agradezco mucho y me alegra que te haya interesado.
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