Está vez no había duda, no estaba con ella por amor, fue su obligación moral por las circunstancias, se impuso a sí mismo aquel sacrificio y lo llevó con gran fuerza y serenidad toda su vida junto a ella.
Después de la charla con quien era su pareja desde hacía casi cuarenta años, estuvo pensando, necesitaba salir de casa, respirar hondo, fue caminando hacia el banco más cercano, se puso la chaqueta encima del móvil simulando una pistola, se tapó media cara con el pañuelo y se dirigió a la caja, gritó todo lo alto que pudo ¡¡Esto es un atraco, que nadie se mueva o disparo, deme todo lo que tenga en la caja!!
La cajera hizo lo que le decía, un fajo de billetes estaba ahora delante de ella y no sabía dónde meterlo, como pudo lo cogió y fue reculando hacia la puerta, no tuvo mucha ocasión para escapar, ya la estaban esperando afuera y la detuvieron sin demasiado problema.
En la comisaría la interrogaron, pasó después a un calabozo sin saber muy bien lo que le iba a pasar. Por la tarde vinieron sus hijos y él a visitarla, no salían del asombro, ella, la persona más pacífica que uno se pueda imaginar, a su hija se le escapó hasta la risa, no podían creer lo que estaban viviendo. ¿Porqué? Le preguntaron.
La respuesta se la guardó para ella, si todo hubiera salido bien la encerrarían unos años, la dejarían sola, tendría la cama y la comida asegurada, no necesitaba nada más, unos libros quizá ...y no esperar nada más.
Hay momentos asi en la vida en que necesitamos un cambio de vida, ella lo necesitaba. Un relato para reflexionarlo, saludos.
ResponderEliminarLa desesperación hace cometer actos que normalmente no se iban a hacer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un relato muy triste por lo revelado, que tiene final tragicómico para quienes lo leemos, pero el alma de ella no sanará fácilmente, un abrazo Maru!
ResponderEliminarNo encontrar salida a una situación, lleva a la imaginación a situaciones comprometidas, a veces inimaginables o imposibles. A veces ¿cómo ha tenido que sentirse una persona, para ver todo "negro" y -en un ataque ciego-hacer una locura? Una gota no rebosa un vaso...pro la última...desborda. Hay que ayudar a la paz con paz, a ser comprensibles, comprendiendo y dar ánimo con gestos de cariño. De nada sirve lamentarse, cuando se han roto las compuertas. Los miembros de familia, amigos y vecinos estaban ahí, ¿nadie pudo hacer nada?
ResponderEliminar¿No se recoge -fuera o dentro-, lo que se siembra? Creo que Maru invita a pensar en en uno mismo y en la sociedad, que es muy distinto de etiquetar o juzgar.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Ay qué tristeza Maru, pobrecita. Tu relato nos habla de soledad y de penurias para llegar a final de mes, qué injusto.
ResponderEliminarBesos
Siempre se busca una salida para un momento de desamparo, el problema es si esa salida es la adecuada o solo agrava los problemas.
ResponderEliminarSAludos.
Un relato muy triste, la desesperación del ser humano no tiene limites.
ResponderEliminarAbrazo.
Wow! me recordó algunos episodios de algunos asesinos o criminales reales que los han motivado razones parecidas; hastío, aburrimiento, ansias de soledad, o por el contrario, de compañía. Raro, incomprensible hasta cierto punto, pero verídico. Así que no me suena del todo irreal que algo así pudiese llegar a suceder. Un poco triste y una salida desesperada, pero interesante.
ResponderEliminarUn gusto volver a leerte. Un abrazo.
Qué lástima tener que llegar tan lejos. Un saludo
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