Estaba en la cocina pelando unas arvejas (guisantes) que le había regalado su hermano de la finca que trabajaba. En ese momento, sin darse cuenta se sintió con once años, en la mesa de la cocina de su casa con su mamá y sus hermanos, en el centro una fuente llena de ellas para pelar, era la tarea que mamá les había puesto esa mañana, siempre lo hacía cuando había que ayudar, entre los tres llevaban a cabo la tarea encomendada.
-¿Puedo comerme una cruda?- le preguntó a su madre, a lo que ella contestó con su dulce sonrisa - Sí, pero solo una, que te pueden sentar mal- Así que se comió unas cuantas arvejas crudas que le supieron a gloria, sus hermanos hicieron lo mismo puesto que ella era la mayor y siempre le copiaban.
Es increíble, como los recuerdos vienen a nuestras mentes en el momento menos esperado. Se preguntó si su madre, ya ausente hacía demasiado tiempo, sería consciente de que esos momentos pasados juntos iban a ser tan poderosos que a través de tantos años todavía siguieran vivos en sus hijos.
De la misma manera, pensaba que en un futuro también sería recordada por los hijos, por los nietos, por esos momentos que casi inconscientemente pasamos juntos y llenan nuestras vidas, momentos haciendo cosas sencillas, cotidianas, pero que forman parte de nuestras vivencias, de nuestro carácter, me atrevería a decir. Y es que es muy cierto que la vida está hecha de esos pequeños detalles, de esas inadvertidas complicidades...
Precioso
ResponderEliminarSi creo de de momentos se hace la vida
Cariños y buena semana
Hola Abuela Ciber, gracias por pasarte por aquí, tú lo sabes como yo, que la vida es eso...momentos. Mucho cariño para ti también.
ResponderEliminarDe recuerdos y esperanzas está hecha la vida, con su presente activo, y hay recuerdos tan bellos y sencillos como los que tu nos relatas, que en algunos, hasta te viene el perfume a los sentidos.
ResponderEliminarMe gustó mucho leerte Estela.
Un beso.
Hola Elda, ya eres para mi como ¿Familia virtual?, sin querer casi espero tus bellas palabras.Besos.
EliminarSolo quienes aprenden de pequeños a disfrutar de las cosas simples de la vida, están destinados a ser felices y dar felicidad a quienes lo rodean. Por ello, bienaventurados quienes disfrutan de lo simple (como tú), porque siempre tienen una razón o un pretexto para ser felices y hacer felices a los demás.
ResponderEliminarApreciado Juan Carlos, siempre tan acertado, creo que te expresas muy bien por escrito. Un abrazo.
EliminarLos recuerdos, María, son cosas de un pasado, bueno o menos bueno, que ocupan espacio en la vida de muchos. En sí no tienen mayor relevancia, creo, pues corresponden a funciones de la mente, sus juegos. Los hay agradables o no. Los hay pequeños o grandes. Y los hay que representan detalles entrañables o amargos. Sean como sean, he de reconocer que a día de hoy ya no tienen la relevancia que, tal vez, tuvieron en algún momento. Ni me afectan, y menos me preocupan, los recuerdos del ayer. Ni me preocupa lo más mínimo lo que pueda representar yo mismo en el recuerdo de otros cuando ya no esté.
ResponderEliminarLa esencia de la vida es lo real, el día a día, lo natural. Que es mucho y grato. La ensoñación, normal también, debería minimizarse al máximo.
Un gran abrazo, amiga.
Hola Ernesto, como siempre tan exacto, bueno, déjame soñar que seré eternamente recordada, jajajaja, es broma, pues qué quieres que te diga, a mi esos juegos de la mente como tú los llamas, me gustan y a veces, hasta me inspiran. Gracias por dedicarme tu tiempo. Un fuerte abrazo.
EliminarHola María, es natural que gusten, y nadie quiere privarte de ellos. Bastaría con recordar, cuando surgen, que son eso, ¡juegos! Como los sueños, ¡sueños!
EliminarEn cuanto a lo de permanecer en el recuerdo... jajajajajaja... ¡Menuda vaina! Cuando ya lo que se quiere es descansar... eternamente jajjajajaja...
Un gran abrazo.
De la sencillez al recuerdo inolvidable de pequeñas acciones que dejan un valor incalculable! me ha encantado pasear por aquí un gran abrazo te dejo!
ResponderEliminarGracias Colibrí, un placer que te hayas pasado por este blog. Eres siempre bienvenida. Un abrazo.
EliminarEs cierto lo que decís, yo tengo recuerdos muy cotidianos de cosas que en su momento eran triviales y a la distancia son pequeños tesoros. Me encantó tu relato y tu blog. felicidades y saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias Paula Olivieri, me alegra mucho que hayas encontrado este espacio y te guste. Es cierto que los recuerdos son solo eso, recuerdos, pero a veces son tan reales que parece que te has transportado en la máquina del tiempo de nuevo a esos momentos. Un saludo muy cordial.
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