domingo, 30 de noviembre de 2014

A mi esposo.




Hoy te escribo para dejar constancia de mi agradecimiento a ti. 


Por tu fidelidad y lealtad, por tu trabajo y por tu ayuda, por tu paciencia y generosos silencios, por tu lucha constante por ser cada día mejor persona, por tu sensibilidad, por tu compañía incondicional...pero sobre todo, por nuestros hijos, por sus valores, por su honestidad, por su grandeza humana, porque cada uno de los tres, aunque distintos, son ejemplos de trabajo, de lealtad y de adaptabilidad en sus diferentes facetas en la vida, todo ello no hubiera sido posible sin tu ejemplo, austero y generoso a un tiempo, con una fortaleza y unos principios firmes que ellos han sabido integrar en sus vidas aún con los tiempos que corren y con los ejemplos adversos, ellos son auténticos, valientes, sinceros, dignos y honorables, quizá ni son conscientes de ello, ya que no son muy usuales estas palabras hoy en día, pero aunque no se digan, aunque no se escriban, son muy útiles para describir la forma de ser y ellos, nuestros hijos, son todo eso.

Dicen que es de bien nacidos ser agradecidos, por ello te dedico estas palabras que te mereces y que me son más fáciles de escribir que de expresar hablando, son mis sentimientos sinceros, que no quiero guardar en un cofre cerrado sin posibilidad de apertura. Nunca sabemos de cuánto tiempo disponemos para amar, para alegrarnos, para agradecer...te amo.


2 comentarios:

  1. Hermoso Marïa. Muchïsimas Felicidades!!!

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    1. Muchas gracias María, especialmente por escribirlos en mi humilde blog. Abrazos.

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