En su caso, el único maltrato que había sufrido por parte de un hombre había sido el abandono del progenitor. No es poca cosa, pues deja una marca indeleble en la vida de cualquier persona.
Con los años trató de entenderlo, y lo buscó, lo buscó por medios oficiales, pues ni sus tíos, hermanos del sujeto en cuestión le quisieron dar su ubicación. Le escribió, pero ni él mismo supo justificarse, muy al contrario devolvió todo su veneno en frases lapidarias que ni siquiera quiere repetir.
Pero, fue un camino de aprendizaje temprano que la ayudó a crecer, a aprender que no todos los hombres son así, que se puede confiar, tener esperanza, amar sin miedo, levantarse y seguir erguida por la vida.
Estimada Maru, el proceso de convivencia entre iguales, siempre puede generar pequeños roces, pero nunca han ser en ningún caso de maltrato o imposición...Se hará con esa ductilidad de la buena praxis y tolerancia capaz de entregar y entregarse con el mejor DON que del interior ennoblecido fluya. Gracias por tu noble pensar.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu visita y comentario Dionisio. Un saludo afectuoso.
EliminarCamino de aprendizaje tenemos todos.
ResponderEliminarEse camino que nos muestras es muy distinto a lo vivido por mí y es difícil dar una opinión de lo desconocido. Pero valoro ese final sea de quien sea.
Un fuerte abrazo Maru.
Claro que sí Ángela, todos tenemos piedras en el camino que vamos sorteando, la forma en que lo hacemos define nuestra vida. Un abrazo.
ResponderEliminarEl abandono en la infancia deja marcas muchas veces definitivas, poder superarse y enfrentar la vida con una mirada buena es admirable, un abrazo Maru!
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