martes, 14 de febrero de 2017

Hechos son amores y no buenas razones.






El cinco de enero era cada año un buen día para el "negocio" como lo llamaba su madre. Regentaba la mujer una mercería en donde podías comprar de todo, desde una sedalina hasta un juguete. Estaba situada en un barrio de la ciudad no muy céntrico, de manera que se sustentaba con el vecindario. A veces, porque el local tenía dos escalones en el acceso, la llamaban desde la calle, sin subirlos, para que les alcanzara lo que querían comprar, entonces su madre le decía que le mostrara a la señora remolona lo que fuera que había pedido, ella así lo hacía y además cobraba y le daba la vuelta para que no se molestara en subir.

Su padre, que ahora estaba "embarcado" había invertido todos los ahorros que logró reunir en los años que estuvieron emigrados en Sudamérica, en aquella esquina, su hermano se lo había traspasado, los había engañado y todavía pasaba con su libretita a cobrar a su madre los restos de la deuda del ausente, Amalia veía cómo su tío tachaba una cantidad de lo que llevaba apuntado cuando su madre le entregaba lo convenido. En aquel tiempo la mujer no pintaba mucho, así que sumisa se adaptaba ante el hecho de seguir pagando a su cuñado lo que su marido le debía a pesar de tener los tres hijos a su cargo y haber estado en contra de aquella ruinosa operación.

Ella pensaba que su mamá no era muy tierna, ni con ella ni con sus hermanos, pero la adoraba y admiraba, contaba Amalia aquella Navidad once años, ella y su mamá sabían que el cinco de enero los grandes almacenes como Galerías Preciados cerraban muy tarde, así que les daría tiempo de cerrar un poco antes y con lo recaudado en aquel día se iban a comprar los juguetes que más ilusión les haría a sus hermanos de nueve y cinco años, ellos todavía creían en los Reyes Magos, pero ella, como era la mayor, era la que acompañaba a su madre en todo, era también su paño de lágrimas como si dijéramos, porque ella entendía perfectamente, que su madre, aunque no les acariciara ni les dijera palabras melosas, los adoraba, por eso hacía todo lo que hacía y les repetía con frecuencia aquello de  "Hechos son amores, no buenas razones".

 Sabía que su madre también le tendría una bonita sorpresa a ella, que cuando despertara el día seis, junto a su zapato habría regalos que ella deseaba. Disfrutaba sabiéndose importante para la familia, ella ayudaba a su madre, cuidaba de sus hermanos además de ser su confidente, de esta manera creía estar enterada de todo lo que ocurría en su familia, incluso, más de una vez daba consejos a su propia madre que esta escuchaba atentamente y hasta los encontraba acertados. Había sido muy buena estudiante en el colegio de monjas y siempre sacaba buenas notas y premios, hasta que su padre se fue. Ahora los estudios se le estaban haciendo más difíciles porque había tenido que pasar al Instituto y allí todo era distinto.

Eran las seis de la mañana, sus hermanos ya estaban despertándola para que les acompañara a ver qué habían dejado Los Reyes, pues estaba oscuro y les daba miedo, pero la ilusión brillaba en sus ojos infantiles. ¡Había llegado el Día Mágico!


11 comentarios:

  1. Bueno Maru, viene de suspenso! Ya quiero saber qué dejaron los Reyes a esa hermosa familia y a nuestra heroína! Un abrazo!

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  2. Tiempos duros eran de los que una madre se sacrificaba para dar lo bueno a sus hijos y hacerles vivir la ilusión del 6 de Enero, para la hija mayor que fueron para ella aquel día de Reyes?.
    Un abrazo.

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  3. Día mágico!... ¿No había infinidad de días mágicos en nuestra infancia?... Tal vez.

    No se pierde la inocencia de la niñez/juventud con los años, creo que lo que se pierde, o no retemos, es la capacidad de hacer de cada día nuestro ese Día Mágico.

    Abrazos, María.

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  4. Los niños tienen esa don, capacidad...llámalo como quieras, para aislar todo el dolor y sufrimiento centrándose en la ilusión.
    Es algo mágico que con la edad se va perdiendo o al menos, parece esconderse en algún recóndito lugar, lamentablemente.
    Bonita historia.
    Besos.

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  5. Que bonito relato. Reyes ha sido un día mágico para todos los que pudimos disfrutarlo.

    Unabrazo.

    mariarosa

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  6. Bello relato que me conecta con los días mágicos de la infancia, para mí, la primera patria que reconozco y que nunca dejo de extrañar pese a los años. Abrazo, Maru.

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  7. La ternura con que tratas la historia la hace emocionante pero hay quew reconocer que tiene mucho de cruel y que deja un estrecho margen a la dicha y a la esperanza. Un beso

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  8. Nada como una madre coraje para sacar adelante a su familia.La fecha,en efecto,mágica para los niños de cualquier época.Tierno relato Maru en el que sin embargo he echado de menos un final más contundente.

    Un abrazo

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  9. Nada como una madre coraje para sacar adelante a su familia.La fecha,en efecto,mágica para los niños de cualquier época.Tierno relato Maru en el que sin embargo he echado de menos un final más contundente.

    Un abrazo

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  10. Un amable y sencillo texto, con esa mágica ternura infantil, que siempre conmueve.

    Besos y cariño, Maru

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  11. ¿Qué dice mi amiga María en la distancia y en el silencio?

    Muy buen finde desde un cielo azul sin nubes, hace media hora, y que empieza a encapotarse de oscuro.

    ¡Bienvenido sea el día que nos toca vivir y con todas sus circunstancias!

    Abrazos.

    PD: (Si alguna no te "gusta" ya sabes que puedes "cambiarla" jajajajaja...)
    Chao.

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