¿Fue bruscamente o fue paulatino?, ¿Cuándo empezó a saberse abandonada?, ¿Cuándo sintió las agujas en su corazón?, ¿Cuándo fue que el suelo se hundió bajo sus pies?, ¿Que aquel que la había amado ya no estaba?, ¿Cuándo dejó de celebrar sus cumpleaños?...
Toda la inocencia desapareció sin dejar rastro, su confianza empezó a tambalearse, su mundo hecho añicos, aquel dolor, aquel vacío, el desconsuelo, las miradas furtivas hacia otras familias completas...otro colegio, otros amigos, sin primos, sin tíos, todo cambió tan de repente que casi no se daba cuenta.
Y empezó la sobriedad, las preocupaciones, la austeridad, empezó a crecer aceleradamente, a ser adulta a los 12 años.
Y así llegó su juventud, su primer trabajo, su primera colaboración económica a su familia, así siguió muchos años.
Se repitió de nuevo otra gran decepción, pero aquello no era nuevo para ella, así que la afrontó,con valentía, siguio adelante con la firme intención de cambiar su destino, lo consiguió, puso ilusión donde estaba la desesperanza, confianza donde había suspicacia, fe en su futuro...
Y de repente, todo cambió, encontró la vida que le estaba esperando, la familia, todo un mundo lleno de vida nueva surgió ante ella y lo aprovechó, hasta el más mínimo segundo le fue revelado como maravilla. Y es que, con aquella base de dolor, todo lo bueno se triplicaba ante su mirada y se convertía en regalo de belleza y amor, había aprendido a través de la pena, ahora cualquier gesto de amor se le antojaba un milagro y ella misma se había llenado de paz, de saber vivir, el haber conocido lo que no debía ser, la había transformado en un pozo de gratitud del cual manaba un amor inacabable. Se había convertido en una persona en paz.