viernes, 28 de agosto de 2020

La queja.

 



Cuando te vayas a quejar por algo, piensa primero si merece la pena que hagamos partícipe de nuestro malestar al que tenemos enfrente, si no puede hacer nada, solo escucharte, será decepcionante, se sentirá impotente por no poder ayudarte, triste por ti, también pregúntate si esa persona no tendrá quizás más motivos de queja que tú mismo, pero se lo guarda para ella por no importunar a los demás con sus propias percepciones de las circunstancias que le rodean, las que sean.

Muchas veces, la mayoría, nuestros malestares los creamos nosotros mismos, entonces, procuremos trabajar y gestionar mejor la forma en que sentimos, la forma en que pensamos. Una buena técnica es, cuando abro los ojos por la mañana, agradecer un día más, si además  ese día me siento rodeada de personas que me quieren, me puedo valer por mi misma para hacer lo que necesite, si tengo un techo, si me espera el cafecito y la tostada en la mesa, la sonrisa de un familiar o la vista de un nuevo día, una flor, un árbol... me estoy sintiendo privilegiada.

La queja solo trae tristeza e incertidumbre, para mi y para los que me rodean. Busquemos la alegría, una canción, un paseo, un libro o una llamada para compartir buenas noticias, no dejemos que la pena se apodere de los momentos presentes que son lo único que tenemos y que podemos perder en un segundo nosotros o los que nos rodean.

Lo único cierto es lo que vivo AHORA.

11 comentarios:

  1. Creo que la queja suele ser consecuencia, de la desconfianza,y del miedo en la mayoría de las ocasiones.
    El dejar de quejarse aporta muchas ventajas que cada uno puede descubrir por si mismo.
    Un abrazo fuerte Maru, me alegra saludarte.

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  2. La queja suele ser la válvula de escape muchas veces, cuando hay cosas que no podemos solucionar porque no dependen de nosotros, hacemos catarsis, y luego nos sentimos algo liberados de la carga, los problemas existen más allá de nosotros, lo bueno es no enfermarse por eso, dejar salir lo feo, si quien escucha o lee se siente incómodo, no tiene obligación de salirle al paso. Por lo demás, la alegría o los buenos sentimientos que cada uno pueda tener en la vida son primordiales para sentirse bien y hacer bien a quienes lo rodean, un abrazo Maru!

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    1. Tienes razón, pero me refiero a personas que viven en la queja, que en todo ven la parte oscura, a eso me refiero. Abrazos.

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  3. Comparto la opinión de María Cristina, y quiero agregar que el compartir las frustraciones, los miedos, las preocupaciones, las rabias e incluso las quejas que no tienen puerto son parte de la convivencia, la comunicación y la expresión. Obviamente la idea es no quedarse enfrascados y que todo lo que salga de ti sea un reclamo o un descargo, porque como tú bien dices, termina desgastando a los oyentes y a uno mismo también. Pienso que es sano manifestar el disgusto, dejarlo ir y avanzar, incluso alguien puede darte otra perspectiva del asunto que no estabas viendo y viceversa. De todas formas me parece linda tu visión optimista de las cosas.
    Un saludo.

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    1. Gracias por tus palabras, quizá no me expresé lo suficientemente claramente, me refiero a las personas que siempre se sienten víctimas, nunca las ves felices por nada, no apreciar lo bueno que tenemos es una pena, todos tenemos algo que agradecer y es sano reconocerlo, creo yo. Abrazos.

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  4. Me encantó... Cuando me quejo de algo intento detectar qué debo cambiar.

    Abrazo, Maru, hasta vos.

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  5. Maru, esa visión primera de la mañana, es capital para afrontar el día en positivo. Antes de escuchar, leer o ver lo negativo que pueda traer el día, cargar las pilas pensando pensando los regalos que la vida nos ofrece al despertar, es algo personal que podemos descubrir nosotros e incluso regalar a quienes tenemos a nuestro alrededor, a quien nos encontremos y a la sociedad. Con un pensamiento interior nos llenamos de energía. La oscuridad y las quejas se pueden diluir, antes del café, con un agradecido buenos días a la Vida.
    Un abrazo

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    1. Claro que sí José Manuel. Sin duda la vida se pone a veces muy cuesta arriba, pero precisamente por eso, cuando en realidad las carencias son triviales, no deberían ofuscarnos. Abrazos.

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  6. Hasta los discursos de los políticos, que tienen una connotación poco original en sus discursos con ideas que repiten, ya no me provocan algún tipo de protesta o lamento. Haces bien en recordarnos que debemos evitar la queja y otras reacciones humanas. Me gustó tu entrada.

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    1. Gracias Vicente, llevo un tiempo alejada del blog, pero a los interesantes amigos blogueros no los olvido. Un abrazo.

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