Otra vez discutían, gritaban, se insultaban, bajó la escalera, allí estaban, como tantas veces, desde su escondite los miraba, sin poder hacer nada, solo taparse los oídos y llorar...
Salió al jardín, miró las rosas, eran tan bellas, los árboles, el cielo, aunque nuboso dejaba entrever su azul celeste, la luna ya aparecía en un atardecer todavía claro. Abrió la puerta de la cancela y salió a la calle, primero caminando, luego corriendo huyó de aquel horror que era su vida, su casa, sus padres...
No quería pensar en ello, quería solo admirar cuanto de bueno encontraba a su paso, anhelaba la paz, el sosiego que parecía haber dentro de las casas de aquella lujosa urbanización, deseaba sentirse tranquila, sin sobresaltos, segura. ¿Era pedir mucho?
Entró en el parque , silencio, cantos de pájaros, el viento movía las hojas de los árboles produciendo un breve murmullo que a ella se le antojaba música, en el pequeño lago seguían los cisnes y patos en su apacible paseo por aquellas aguas tranquilas, se quedó un rato absorta, contemplando...
De repente, una mano en su hombro, miró hacia arriba, allí estaba él, un anciano de cabello blanco que la miraba con dulzura. -¿Cómo te llamas? - Quiso saber- Ana- contestó tímidamente. -¿Cuántos años tienes?- Seis- Y tus padres, ¿Dónde están?- Discutiendo, en casa.-
-Dame la mano, te acompañaré hasta tu casa, no puedes estar sola en la calle- Gracias- le dijo, -No se preocupe, ya estoy sola en la vida- dijo bajito, se agarró de aquella mano cálida y se dejó acompañar...
Inquietante...
ResponderEliminarHa pasado, está pasando y, si no lo remediamos, seguirá pasando. Una terrible realidad. Gracias por leerme Néstor, un beso.
EliminarLa incomprensión y la incompetencia paternal ha sido y es de siempre. Se mata a la inocencia y hasta el futuro de esos niños que sufren o repiten en un círculo vicioso su propia experiencia al formar (o deformar) una familia. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti Vicente por tu tiempo dedicado a leer mi escrito, por tu acertado comentario que por desgracia es la pura realidad. Ojalá a todos se nos encienda la luz de nuestro interior y nos muestre nuestra verdad, para así poder limar lo que esté a nuestro alcance. Un saludo muy cordial.
EliminarMe encanta la foto de tu blog, tu comentario, tu escrito y la posibilidad de intercambiar comentarios contigo que a lo mejor eres un encanto. Así es que estoy encantado y te mando un beso también encantado.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Antonio. Estupendo que nos leamos mutuamente, todos aprendemos de los otros, además por lo menos para mi no será ningún esfuerzo pues me gustan mucho tus post. Besos encantados te envío yo también.
EliminarSentida historia. Muy real por otra parte... No dejan de ser cosas de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo. Estelas.
Muchas gracias Ernesto por pasarte por aquí. Un saludo.
EliminarUn relato precioso y con una realidad que tantos niños en el mundo viven desgraciadamente según parece ser, por todo lo que se oye de los malos tratos donde siempre los menores son los más afectados, pues esa huella de desamparo supongo que les acompañara toda su vida.
ResponderEliminarMe ha encanto y he disfrutado la lectura tan bien llevada.
Un abrazo Estela.
Un relato precioso y con una realidad que tantos niños en el mundo viven desgraciadamente según parece ser, por todo lo que se oye de los malos tratos donde siempre los menores son los más afectados, pues esa huella de desamparo supongo que les acompañara toda su vida.
ResponderEliminarMe ha encanto y he disfrutado la lectura tan bien llevada.
Un abrazo Estela.
Gracias Elda, efectivamente, son vivencias duras que forman el carácter precozmente, que te roban la niñez...una pena. Abrazos. (Mi nombre es Maru, voy a ver cómo puedo hacer que se sepa en la configuración del blog, que no soy muy ducha en ello...;)))
Eliminarmaravilloso relato, queda una pensando y dialogando con nuestro interior.
ResponderEliminarmis humildes felicitaciones.
cálido abrazo.
Un placer saber que le has dedicado tu tiempo a mi blog. Visitaré el tuyo en breve. Muchas gracias y abrazo.
EliminarMe ha roto el alma este relato tuyo, sobre todo porque la realidad, la triste realidad es que hay vidas así, para desgracia de esos niños que se sienten tan solos aún teniendo padres que debieran pensar en ellos...
ResponderEliminarTe devuelvo la visita y me quedo encantada.
Un abrazo
Gracias Marinel. Sí el relato desgraciadamente no deja nunca de ser actualidad... Espero volver a verte por aquí, yo también, ahora que conozco tu blog me pasaré a leer tus escritos. Abrazos.
EliminarUn relato que llega al alma pero por desgracia más común de lo que quisiéramos.Una infancia tormentosa siempre da lugar a una vida incierta y desequilibrada. Deberíamos pensar más en los hijos y menos en nuestras diferencias.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias por tu comentario Joaquín, es cierto lo que dices, la infancia debería estar por encima de todo, pero dicho esto, también es posible sacar provecho de esa triste experiencia para aprender lo que NO DEBEMOS HACER... por lo menos, así lo veo yo. Abrazos.
EliminarUn relato que llega al alma pero por desgracia más común de lo que quisiéramos.Una infancia tormentosa siempre da lugar a una vida incierta y desequilibrada. Deberíamos pensar más en los hijos y menos en nuestras diferencias.
ResponderEliminarAbrazos
un placer ver como escribes
ResponderEliminarMe he deleitado con tu texto
Gracias (Recomenzar). Espero verte a menudo por aquí. Saludos.
EliminarTodo lo que escribes me enamora, espero no dejar de leerte nunca, nos leemos pronto!! Un beso enorme
ResponderEliminarMuchas gracias Natalia, pues tú no te quedas atrás, acabo de pasar por tu blog y me encantan tus poemas. Pues eso, nos leeremos. Abrazos!!
ResponderEliminarMuy bueno tu relato Maru. Muy real. Inquietante. Gracias!
ResponderEliminarGracias a ti, María, no he podido visitar tu blog, me hubiera gustado. Saludos.
EliminarMuy bueno tu relato Maru. Muy real. Inquietante. Gracias!
ResponderEliminarMuy bueno tu relato Maru. Muy real. Inquietante. Gracias!
ResponderEliminarYa veo que tú también has tratado el mismo tema. Pienso que deberíamos hablar más de estas cosas, que son las importantes de verdad. Un beso
ResponderEliminarHola Antonio, sí, es un tema que desgraciadamente conozco muy de cerca y al que soy muy sensible. Abrazo.
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