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Cuadro de Botero |
Sonrió mientras conducía. El recuerdo no era para menos. Andrés lo había vivido y ella había sido testigo. Había ocurrido hacía muchos años, pero no dudaba de que todavía fueran vigentes situaciones como aquella.
Habían decidido casarse, aunque el sueldo de Andrés no fuera para lanzar fuegos artificiales, ellos se amaban y querían estar juntos, formar una familia, el trabajo de ella aunque muy bien remunerado era complicado, especialmente para combinarlo con una vida ordenada como les gustaba, por eso pidió una excedencia. Andrés llevaba tres meses sin percibir su salario, era lo normal en su empresa, pagaban poco y mal.
Así que decidió hablar con don Antonio, el dueño. Le explicó que iban a casarse en dos meses, que les gustaría ir de luna de miel a algún lugar bonito y que naturalmente necesitaba su dinero. Don Antonio lo felicitó y mandó que le pagaran el mes más atrasado de los tres que le debían. Todo funcionó "correctamente" y cobró en septiembre el sueldo de junio.
Pasaban los días y seguía sin percibir sus emolumentos de los meses julio y agosto, así que armándose de valor una vez más fue al despacho de don Antonio, ya que estaban a las puertas de octubre y pronto volvería a aumentar el retraso...
Y aquí viene lo que causaba su risa todavía después de tantos años: - Buenos días Antonio, perdona que te moleste de nuevo, pero, como te había dicho, me caso en breve y necesitaría que me abonaras los sueldos de julio y agosto - A lo que el empresario contestó: - Chico, parece mentira, no hace quince días te he pagado y ya estás otra vez reclamando!!!!!!!!-
Y colorín colorado, este relato se ha acabado. Dejo a gusto de los lectores las diferentes interpretaciones que tal hecho les sugiera.